Pues sí, ya son dos los bolardos de granito que han sido sacrificados de la plaza de Santa María. Es prueba de que a los conductores nos hace falta recordar la velocidad máxima de circulación por un núcleo urbano. Bueno, recordar eso y algo más, porque el coche que viene por Santa María de Gracia viene a contramano. Después decimos que los accidentes ocurren porque han dejao la calle muy estrecha.
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